He regresado a este blog, que tanto me gustaba, después perdí interés.

¡ Hola a todos!

Después de tantos años, vuelvo a escribir en este blog.

Hoy quiero compartir unos versos que mi querido amigo y colega Luis Suárez, escribió inspirado en la biografía del obituario de mi madre, fallecida el sábado 30 de octubre 2021.

Es verdaderamente hermoso y me encantaría conocer sus opiniones.




Semblanza de Rosa del Carmen Labbé Ortiz

1929 - 2021

 INSPIRADA  Y APOYADA EN LA: BIOGRAFÍA. ESCRITA POR  SU HIJA   ROSITA GARRIDO LABBÉ,

Santiago, sábado 30 de octubre de 2021.

 


Rosita del Carmen:

Madre nuestra que hoy estás en los cielos,

noventa y dos calendarios se han deshojado

desde tu nacimiento hasta hoy, día de tu partida.

Las cifras hablan:

Mil novecientos veintinueve: Tu nacer.

Dos mil veintiuno: Tu partida.

Noventa  y dos primaveras con sus inviernos:

La vida siempre trae monedas de dos caras.

Hasta hoy treinta de octubre,

fuiste la última vivencia presente

de  los ocho hermanos que fueron familia.

Para partir al encuentro de ellos

y de mis abuelos Ramón y Esther

y de nuestro amado padre Alberto Garrido

-tu consorte que te idolatraba-

Viviste como el Cristo, tu propio calvario.

(Parte del rosario inviolable

del por qué que no tiene respuesta).

¿Tu infancia? En la hacienda Naltagua,

Isla de Maipo, escenario vital de la Naturaleza

con extensos potreros cultivados,

árboles frutales generosos y flores,

muchas flores por doquier,

en que se tejieron   tertulias vespertinas

y también nocturnas bordadas por la luna.

Pero hay que aprender a leer y escribir

y de los números, la Historia, Ciencia y Canto

y de los Quehaceres del Hogar también

y el Colegio de las Monjas Carmelitas

se convirtió en tu casa, en Melipilla.

Esa moneda tuvo creo, un sello triste:

Fuiste interna con solo dos visitas en el mes

de tu madre y tu padre que tanto te extrañaban.

Y a los doce años, siendo aún una niña,

decides ser nada más y nada menos

¡que profesora, sí, profesora de niñas y de niños!

Vocación temprana  que te animó la vida entera.

La Escuela Normal de Niñas número 1 de Santiago,

fue tu Alma Mater que acrisoló tu amor por la enseñanza.

Encarnaste en ti el sello distintivo del docente normalista:

Amor por los discípulos y pasión por enseñarles,

asumiendo la responsabilidad del resultado 

que su acción profesional genera en ellos.

 

Y sin aviso previo, el amor llamó a tu puerta un día.

Tú eras ya  una atractiva jovencita profesora.

Fue en casa de tus primos Labbé Morris,

residentes en la ciudad de Melipilla,

donde se tejieron las miradas juveniles

entre tú y ese apuesto joven universitario,

Constructor Civil en formación entonces.

Fue amor a primera vista y para siempre.

Romántico e intenso como el cielo:

Lleno de luz, sin límites, profundo

y él fue nuestro amado e inolvidable padre

y el abuelo Lalo de sus nietos regalones.

El matrimonio se celebró por los cincuenta.

La joven pareja de Rosita y Alberto

instalaron su nido de amor en Melipilla.

Ella, profesora en la Escuela Superior de Niñas.

Él, profesional del Ministerio de Obras Públicas.

Dos años anidaron en ese árbol

y en ese nido nací yo, Rosita Doris.

Eran tiempos de ingresos no muy altos

y la Providencia que nunca se descuida,

envió al papá una oferta de mejor trabajo:

“Construcción de canales en Chillán Viejo”.

Y allá nos fuimos, lejos de la urbanización.

Y allí madre mía,  joven profesora,

asumes la Dirección de la Escuela rural

 pionera de la zona.

Tú,  Directora y profesora y un colega

eran todo el cuerpo docente de la Escuela.

Dos años estuvo la familia en Chillán Viejo.

Terminada la construcción de los canales,

nos fuimos a Santiago, capital del Reino,

y allí sentamos los reales definitivamente.

En Macul, cerca de Punta de Rieles,

fue la primera estación a que llegamos.

Era una casa con un enorme patio

y una huerta donde había, qué sorpresa:

Una pequeña piscina, ¡ah todo un lujo!

Y por si esto fuera poco, un gallinero

con un rosario de cacareos incansable!

Allí nacieron mis dos hermanos:

Luis Alberto primero y a dos años,

Nancy nuestra querida hermana regalona.

Madre tu  trabajabas en una Escuela

en la calle Bernal del Mercado,

cercana a la Estación Central.

Rescato de mis recuerdos que era

una Escuela de construcción añosa

con grandes corredores de techo alto.

Tú llevabas a mis dos hermanos

a esa Escuela durante la semana.

¡Cuánto sacrificio, cuánto!

¡Cruzar todo Santiago con dos pequeños hijos

en la locomoción colectiva de la época!

Yo estudiaba en ese tiempo en una pequeña Escuela,

 solo a cuatro cuadras de la casa nuestra.

 

Más tarde nos fuimos a  La Reina,

 Vecinos de Tobalaba, el aeródromo,

Seis años estuvimos en ese inmueble,

hasta que se hizo realidad el milagro:

Casa propia  en Avenida Ossa.

La diseñó y construyó nuestro padre.

Fue el refugio donde pasamos

los mejores años de infancia y juventud

y, en definitiva, fue la torre de lanzamiento

al mundo adulto de cada uno de nosotros.

 También fue estación de servicio y acogida

donde llegaban las tías y las primas

que venían por   estudios a Santiago.

En ella, ustedes madre y padre nuestros,

acogieron a mis tías Pilar y Lilí juntas,

 estudiantes de la Escuela Normal,

y también a mis primas Ester y Lucía,

en sus años de universitarias.

Mamá, como el hada de un cuento,

combinaba su quehacer profesional

con el de madre y dueña de la casa.

Vienen a mí los recuerdos en tropel

de las vacaciones de invierno, cada año.

Reunidos en junto  a  la chimenea,

tú, mamá, nos leías cuentos de chilenos

y secciones del Readers que siempre nos dejaban

una estela de saberes imborrables.

El tiempo trajo en su mochila

el nombramiento de mi madre:

“Directora de la Escuela de Ñuñoa

número treinta  ocho” y punto.

Una Escuela de ciudad  pobre como  una rural:

Piso de tierra. Cuatro o cinco salas,

bajos techos de fonolas con parches de cartón.

Las voluntades de mi padre y de mi madre,

como siempre se unieron en procura del bien.

Papá movió su contacto en  Obras Pública.

y mamá se apersonó en Educación.

Consiguieron  - merced a trámites de meses-

que la Escuela fuese incorporada

al Programa de la Alianza para el Progreso,

impulsado por el Presidente Kennedy de USA.

Y se financió la construcción de la Escuela nueva

que pasó a tener el mejor edificio en la comuna

y – lo más importante – con los mejores resultados

en el aprendizaje de sus estudiantes, niñas y varones.

La autoridad   te concedió  mamá,

 el reconocimiento de “Mejor Directora de la comuna de Ñuñoa”.

Tu compromiso fue servir más y mejor a tus niñas y niños.

Tu inagotable energía y apertura de horizontes,

te impulsaron a incorporarte a la prestigiosa Editorial “Santillana del Pacífico”

que abría su quehacer en Chile.

Allí  vuelas alto en las ediciones pedagógicas,

gestión que asumes en equipo  

conmigo, tu hija profesora.

En el área de Promoción y Ventas,

llegas a asumir la Dirección de Ventas

de la línea escolar.

Fue el tiempo de las mejores cosechas

en tu vida de trabajo y de servicio.

Los ámbitos familiares y económicos se compaginaron.

Fue cuando adquiriste la propiedad de Mirasol

que se convirtió en la casa de los veraneos mágicos.

Pensamos  que sería el estar de  papá y tú

al dar el paso a la jubilación.

Pero quedó en un sueño.

Jubilas en Santillana con tus 30 años de servicio,

pero para ti,  jubilar no es un dejar de hacer.

Fundas Ediciones Petrohué:

Editorial y distribuidora de material didáctico.

Papá te  acompaña en la aventura.

Fue época de altos y bajos en un carrusel,

Veinte años, quizás más, no tengo claro,

de sueños, fantasías, fracasos y éxitos…

Un caleidoscopio que no me gusta recordar.

La viudez te muerde en el año dos mil cuatro

y tú ya cruzas la línea de los setenta y cuatro.

Desarmas tu departamento y nosotros cerramos Petrohué.

Ya no podías seguir en la senda  del trabajo.

Compartes tu vida  con Nancy por un tiempo

No te  satisface ese andar y das un golpe al timón:

Ingresas a vivir a Senior Suites,

una residencia para adultos mayores.

El “mal de Alzhéimer” te asalta y tu memoria

se fue velando gradual y sin regreso.

Viviste  quince  años en aquella residencia.

Nuestra gratitud no tiene límites con esa Institución:

A ti, mamá, te dieron atención profesional, cuidados

 y por sobre todas las cosas, acogida,

 dignidad, cariño, consideración y digno trato.

Gracias a ellos a nombre tuyo madre

y a nombre nuestro que te amamos.

porque es de bien nacido expresar gratitud

a quienes dan amor a quien amamos.

Y ahora, aquí mamá todos nosotros

venimos a depositar tu envoltura corporal

en el mismo sitio en que están los de tu esposo,

nuestro amado  padre, creando así  un espacio

entre el cielo y la tierra en que se unirán

las huellas sensibles de ustedes

por los siglos de los siglos, amén.

Lo maravilloso y que nos llena de paz

y de una alegría silenciosa e inefable,

es que ustedes, papá y mamá, están ahora

siendo más uno de lo que fueron nunca

en el regazo del Amor del cual todos nacimos.

Amén.


 

 

Comentarios

  1. Me pareció genial , revela de forma ordenada y entretenida la vida de los tíos, el esfuerzo y tesón en su vida, pero destaco por sobretodo lo vanguardista que fue la gran tia Rosa con lo dificil que debe haber sido en esos años ser mujer reconocida por su labor.
    A mi tambien me acogieron en su casa por un periodo corto durante mi internado en Santiago.
    Un abrazo gigante para uds primos y para la tia el recuerdo eterno de su femineidad, belleza, suavidad e inteligencia.
    Con cariño Isabel.

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    1. Muchas gracias querida prima, no recordaba esaetapa. Qué bueno que pudiste compartir con mis padres y nosotros tus primos. Un gran abrazo!

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