BIOGRAFÍA DE LA ABUELITA CARMEN



15 MARZO 1904 - 15 DICIEMBRE 2006


En la noche del 15 de diciembre, ha fallecido mi queridísima abuelita Carmen. Ésta es su historia, la que he escrito especialmente para los nietos, bisnietos y tataranieto. Quiero que ellos conozcan una parte de nuestras raíces.

Mientras Europa y Asia se preocupaban por la guerra ruso-japonesa, Estados Unidos declara que a su país le incumbe un rol de “policía internacional” manifestada en intervenciones armadas en países como República Dominicana, Nicaragua, Haití... En Chile, Baldomero Lillo publica su obra “Sub Terra”; en las relaciones con los países vecinos, se firma un tratado con Bolivia... Mientras estos acontecimientos pasan en el mundo,
nace en Santiago de Chile, el 15 de marzo de 1904 Carmen Ruiz Ruiz, nuestra abuelita.


Hija del comerciante don José Ruiz Martínez, originario de Málaga y de doña Catalina Ruiz Sánchez, de Granada, España, Carmen es la menor de 9 hermanos, siendo la única nacida en Chile.

DE ESPAÑA A CHILE

Don José y doña Catalina, padres de nuestra abuelita Carmen, deciden a principios del siglo XX, venir a Chile a visitar a sus tíos, unos sacerdotes españoles radicados en Santiago, para resolver asuntos relacionados con una herencia.

El viaje lo realizan en barco desde España con sus hijos Ángela, Ramón, Ana, Manuel y Encarnación. Durante el viaje, nace Francisco. El viaje es largo, dura varios meses, y según narraba doña Catalina “salimos de España en primavera y llegamos a Chile en primavera”.

El plan del matrimonio Ruiz Ruiz era estar un tiempo en Chile y luego regresar a España; sin embargo por lo largo del viaje y lo difícil de la navegación, doña Catalina no quiso regresar, particularmente por el miedo que sentía de volver a repetir esa la travesía en barco. Paradojalmente, la nave en la que debían retornar, se hunde muriendo todos sus pasajeros y tripulantes.

LA INFANCIA

Don José se dedica al comercio, teniendo un pequeño almacén y haciendo algunos negocios como corredor de propiedades, actividades que le permiten mantener a la familia. Paralelamente se destaca como activo miembro de la Colonia Española Residente, entre otras obras, destaca por estar entre los socios fundadores de la Sociedad Española de Socorros Mutuos. Doña Catalina en tanto se encarga de la crianza de sus hijos.

Cuando Carmen tenía la edad de 7 años, muere su madre, hecho que marca su infancia profunda y dolorosamente; desde ese instante ella sintió muy fuerte la ausencia del amor materno, sentimiento que la acompaña prácticamente de por vida. Incluso ahora ella recuerda a su madre con palabras de añoranza.

Seis meses más tarde, el padre se casa en segundas nupcias. Llegando a la casa la madrastra con sus hijas. Carmen se refugia en sus hermanas mayores, especialmente Ana.

A esa edad comienzan también los estudios formales. Por un breve período asiste a una Escuela ubicada en Av. España al llegar a Alameda, en Santiago. posteriormente, el padre considera que las niñas deben estudiar en casa con una profesora particular. De esa forma ella recibe sus enseñanzas en su hogar llegando hasta el equivalente a 2º año de la educación secundaria de esa época. En estas clases Carmen estudia historia, geografía, algo de matemáticas y literatura. Por el propio relato de la abuelita Carmen, así como otros datos aportados por mi padre y la tía Pilar, puedo afirmar que es posible que su profesora la haya motivado de muy buena forma, porque Carmen le gustaba e interesaba la lectura de buenos libros. Entre ellos, lee la Biblia y obras de la literatura universal, especialmente algunos clásicos. Varios de estos libros los leía a hurtadillas, para que su padre no se enterara. Recordemos que a principios del siglo pasado, no era muy bien visto que las jovencitas estudiaran mucho, y que leyeran muchas cosas...

Desde muy niña se sintió atraída por la música y el canto; el piano y la interpretación de canciones eran su pasión. Pero, otra vez por las costumbres características de la época, su padre no le permite que estudie música, señalando “sería una vergüenza para la familia que una de mis hijas sea una cantante”. No obstante, el interés de Carmen por la música era superior a los mandatos de su padre. Entonces se las ingenia para tomar clases de piano y canto a escondidas. Logra entonces aprender lectura musical e interpretación de diversas piezas al piano, así como canto con su voz maravillosa voz de soprano, que la conserva hasta hace muy poco tiempo.

LA ADOLESCENCIA


Durante este período conoce a jóvenes de la sociedad de la época, surgen amistades, entre las que quiero hacer especial mención, la amistad con un joven, del que no sé su nombre, pero sí su apellido: Fernández... al parecer participaban en un mismo grupo de acción social. Seguramente ustedes se preguntarán porqué me refiero a este personaje del que ni siquiera tengo su nombre. El motivo es uno: este joven es hermano de Juanita Fernández, la que ahora conocemos como Sor Teresita de Los Andes.

La adolescencia de Carmen es marcada nuevamente por una desgracia al fallecer su padre cuando ella tenía 15 años. La madrastra se va con sus hijas. Carmen queda al cuidado de Anita, su hermana 8 años mayor.

Al poco tiempo, Anita- que trabajaba en correos y telégrafos- se enferma de pleuresía, motivo por el cual pide su traslado al pueblo de San José de Maipo, lugar que posee un Sanatorio para enfermos de los pulmones. Antes de partir a este nuevo destino, Carmen toma clases particulares de morse, con el objeto de ayudar ad honorem a su hermana en el trabajo, comenzando con esta tarea en 1923.

Además de este trabajo sin remuneración, Carmen comienza a destacarse por su alto espíritu de servicio a la comunidad y a la iglesia, característica que la acompaña gran parte de su vida. En efecto, ingresa como socia activa al Movimiento de Juventud Católica- que lideraba el cura párroco de San José- y además como voluntaria en la Cruz Roja de ese mismo lugar. En ambas organizaciones participa activamente en trabajos de ayuda a la comunidad, constituida en ese entonces, mayoritariamente por personas afectadas de diversas enfermedades pulmonares. Así, colabora en la parroquia participando como actriz en obras de teatro para reunir fondos, pero también a través de la Cruz Roja donde realiza curaciones, administra inyecciones y atiende a enfermos terminales.

SU MATRIMONIO

Por intermedio de la oficina de correos y telégrafos, en su trabajo enviando telegramas, conoce a don Luis Alberto Garrido Santander, quien es nuestro querido Abuelito Luis. Él fue telegrafista y en esa época trabajaba en Santiago. Pero, la forma en que se conocen, la explicaré comparándola con los tiempos actuales. En realidad, ellos se conocen chateando; efectivamente, ambos trabajan en el telégrafo y debían enviar los mensajes desde Santiago a San José y viceversa. En los ratos libres, comienzan a conversar- siempre usando el telégrafo como medio de comunicación, como un chat- ... hasta que deciden conocerse personalmente... el resto de la historia, ya la imaginan... Contraen matrimonio el 8 de febrero de 1925. Un comentario mío: menos mal que el bisabuelo José Ruiz, el padre de la abuelita Carmen ya no estaba... porque... ¿qué creen que habría opinado de esto?

El joven matrimonio se establece en Santiago, donde nace Alberto, el hijo mayor, mi padre, quien, como saben, se le adelantó a la abuelita en poco más de dos años en este último viaje. En este momento ya sus almas, sus espíritus deben estar juntos.

Más adelante la familia regresa a San José permaneciendo en ese lugar alrededor de 3 años. Allí nace Rafael, su segundo hijo. Nuestro querido e inolvidable tío Rafito.

Don Luis Alberto es trasladado a la oficina de correos y telégrafos de San Antonio, donde la familia permanece por espacio de 2 años. Sin embargo, el clima costero tan distinto al cordillerano, afectan la salud de Carmen y de los niños, razón por la cual don Luis solicita su traslado a Melipilla, donde se establecen en forma definitiva. En esa ciudad nacen Crescente y Carmen del Pilar, los dos hijos menores. Compran un terreno y construyen su vivienda definitiva, la que a la usanza de la época tiene un gran sitio que ambos cultivan. Recuerdo ese sitio: un gallinero, hortalizas, árboles frutales de los más diversos; los que más llamaban mi atención era una higuera y un caqui. También un parrón de cuyas uvas, el abuelo Luis hacía una exquisita chicha.

Carmen se dedica fundamentalmente a la crianza y cuidado de los niños y a las labores del hogar. Pero su espíritu de servicio y amor por los más pobres siempre está presente. Como ella pasaba prácticamente todo el día dedicada a las labores del hogar, su gran compañía era escuchar la radio. Carmen siempre estuvo enterada de las noticias nacionales e internacionales. También le gustaba la política, tanto así, que junto al abuelo Luis fueron parte de los fundadores de la sede del partido radical de Melipilla, cuando los radicales eran... distintos a los de hoy.

Pero volvamos a la radio. Se interesaba especialmente por los problemas que pudiesen afectar a las personas más desposeídas y necesitadas. Así, cuando había temporales en el sur o terremotos y se hacían campañas para recolectar ropas, ella- que no disponía de ingresos y que tenía sus propios problemas económicos, se las ingeniaba para colaborar. Entonces, buscaba las ropas que ya no usaba tanto de la familia como ropa blanca, las arreglaba, cosía, zurcía, ponía botones, etc. de modo de dejarlas en buenas condiciones, casi como nuevas, para poder hacer su aporte. Este trabajo lo hacía hasta altas horas de la noche, una vez que los niños estuviesen dormidos y ella hubiese terminado los quehaceres del hogar.

Los hijos varones realizan sus estudios en colegios públicos, pero la niña Pilar debe estudiar en un colegio para señoritas, eligen para ella el Colegio de las Carmelitas. Esto lo señalo porque Carmen es una apoderada activa y destacada, colaborando de diversas formas con la institución. Así, participa en actividades culturales-recreativas con las monjas carmelitas, especialmente interpretando piezas musicales al piano. Además participa en el Coro de los padres Mercedarios de Melipilla Pero eso no era todo, igual con frecuencia era invitada por su primo, el cura párroco de Alhué, para que interpretara al órgano las canciones religiosas del mes de María y de la Novena del niño Dios. Carmen siempre tuvo un gran sentido del humor. En una oportunidad, se propuso hacer una broma a su primo el cura. Entonces, mientras ensayaba las canciones religiosas en el órgano de la iglesia, de pronto... cambia y se pone a tocar ni más ni menos que un tango! ¿Podrán imaginar cómo se enojó el curita?

También durante algunos períodos hace clases de piano y canto en la Escuela Nº 1 de Melipilla y en el Colegio de las Carmelitas.

LA VIUDEZ

En octubre de 1979, fallece su esposo, nuestro abuelito Luis, luego de una larga y dolorosa enfermedad. Este hecho, vuelve a marcar profundamente a Carmen, fueron 54 años de matrimonio... Al morir el abuelo, la familia decidió vender la única propiedad, la casa de Melipilla, con lo que se solventaron los gastos médicos.

Nueve años después, otra vez una gran tristeza... su segundo hijo, Rafael fallece en octubre de 1988. Esta situación, unida a la viudez, la sume en un estado de depresión profunda y mucho dolor del alma.

Al quedar viuda y ya sin la vivienda que fuera su hogar en Melipilla, Carmen se traslada a vivir a casa de su hija Pilar donde conviven durante aproximadamente 14 años. Luego viene un breve período en casa de su hijos Alberto y Crescente respectivamente donde, la verdad, nunca se adaptó del todo. Esto la motiva a solicitar su ingreso al Hogar Español, en su calidad de hija de españoles, donde ha residido los últimos 12 años. Acá especialmente en los primeros años, participó en varios talleres: teatro, canto y gimnasia. Hasta hace aproximadamente unos 3 ó 4 años todavía participaba en algunas actividades como juego de dominó y gimnasia; En una oportunidad hasta recibió un diploma de distinción.

En este lugar, el Hogar Español, la abuelita recibió siempre una excelente atención, cuidados y especialmente el cariño de todas las personas que ahí laboran, a quienes expreso mi más profundo agradecimiento y gratitud, por la noble labor de cuidar a nuestros viejitos- cuando nosotros ya no podemos hacernos cargo- y acompañarlos en la última etapa de sus vidas. ¡Que Dios los bendiga a todos! Muchísimas gracias de corazón.

NUESTRA ÚLTIMA CONVERSACIÓN, DESDE EL CORAZÓN

Mi querida abuelita… ayer en la tarde fui a despedirme de ti. Ya estabas apagándote lentamente, te miré… tomé tu mano y en silencio te dije: No tengas miedo… soltemos las amarras… es tiempo de descansar. No tengas miedo de emprender el viaje; te esperan el abuelo Luis, mi padre y el tío Rafael. También estarán tus padres y tus hermanos… abuelita… no tengas miedo de partir.

Cuando me llamaron avisándome que ya habías despegado de este mundo, pensé: Abuelita…. ¡Promesa cumplida; estuvimos juntas hasta el final!


Comentarios

  1. Oye Rosita, me quedé con un nudo en la garganta...
    Eres una mujer espectacular, si me permites decirlo. Un gran abrazo

    Luis.

    P.D.: felices fiestas de fin de año. Y saludos a La Bestia.

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  2. Rosita,
    Realmente tienes una "vena" literaria impresionante, debo agregar además que esta abuelita también hacía de confidente de nuestros amores y nos enseñó a ser mujeres.
    Pero no puedo dejar de destacar que tú Rosita, con tu gran amor y generosidad fuiste la encargada de ocuparte de esta longeva matriarca familiar, que ha dejado un puesto vacante en esta familia de "mujeres de ojos grandes" y que sin duda serás tú en su momento la sucesora innegable.
    Me siento orgullosa de ser tu hermana, espero que tus hijos puedan ver el lujo que es tenerte de madre como para mi es ser tu hermana.

    tu hermana
    Nancy

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  3. Rosita, estoy intentando de nuevo enviar mi comentario, te quiero decir que la historia de vida de tu abu es muy hermosa y tan vinculada a la obra social la hace más grande aún.

    Después de leer su historia yo creo que el descanso está más que merecido y tal como dijo tu mamá, querer retenerla acá, muestra sólo egoismo.

    Me ha impresionado tu pluma, creo de deberías explotar la habilidad que tienes para narrar, la prosa te espera.

    Rosita, te quiero mucho, y la abu ya esta en ese mundo maravilloso del que nadie vuelve, por algo será.

    Un abrazo

    Myriam R.

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  4. Rosita, a través de e-mail te envié hoy unas palabras; pero ahora, al ingresar a tu blog y leer más detenidamente la biografía de tu querida abuelita, me queda la sensación de que ella ha sido de esas "mujeres que dejan huellas" y que tú - mediante un perfecto relato literario - haz logrado emocionar y reafirmar el concepto de nobleza y sensibilidad que te caracterizan.
    Y.... ojalá continúes por la senda de la escritura, que no cabe duda es una mega-habilidad en tí muy bien desarrollada.

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  5. Rosita, me ha emocionado leer tu relato sobre la vida de tu abuelita. Este un gran homenje para ella y es muestra de tu sensibilidad para reconocer en la historia de tu familia rasgos que vas incorporando a tu propia vida.
    Un gran abrazo!
    Marisol

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