HISTORIA DE LA MAMÁ



El domingo 15 de febrero, en un almuerzo familiar, celebramos el cumpleaños de mi madre, con la asistencia de gran parte de la familia.

Esto es lo que recordamos ese día.

En la foto: La mamá (primera a la derecha) y sus hermanas y hermanos)



1929. Un año importante para la humanidad, acontecimientos históricos y noticias curiosas. Hicimos una breve selección de algunas de ellas:

  • 7 de enero: en EE. UU. aparece Tarzán (de Harold Foster), una de las primeras historietas de aventuras.

  • 17 de enero: en EE. UU., encontramos por primera vez una tira cómica de Popeye, en un diario vespertino de NY.

  • 11 de febrero: Pacto de Letrán entre la Santa Sede e Italia, por el que se crea el Estado pontificio y la Ciudad del Vaticano.

  • 14 de febrero: Chicago, matanza de San Valentín, ordenada por Al Capone contra una banda rival.

  • 16 de mayo: en EE.UU. se realiza la primera ceremonia de entrega de los premios Óscar.
    v 28 de agosto: la ciudad de Tacna, invadida por Chile desde la Guerra del Pacífico, regresa oficialmente al Perú.

  • 29 de agosto: el dirigible alemán "Graf Zeppelin LZ 127" completa su primer vuelo alrededor del mundo.

  • 24 de octubre: en Nueva York sucede el Jueves Negro (la caída de la Bolsa de Nueva York), marca el inicio de la Gran Depresión (crack del 29).

  • 22 de diciembre: Alexander Fleming descubre la penicilina.

    Pero, la más importante, la de mayor repercusión para la mayoría de los que estamos hoy en esta reunión familiar, ocurrió el día 15 de febrero de 1929… hace exactamente ochenta años: nace en Santiago, nuestra queridísima Rosa del Carmen Labbé Ortiz, hija de Ramón Labbé Toledo y de Ester Ortiz Ortiz.
    Rosita- como la llaman cariñosamente todos quienes la conocen- llega a formar parte de una extensa familia, que posteriormente se completa con un total de 8 hermanos y hermanas.

    Su infancia trascurre en la hacienda de Naltagua, ubicada en Isla de Maipo. Hasta el día de hoy, ella se autodefine como “una niña del campo”. En aquel lugar trascurre la infancia, rodeada de su amorosa familia y de todo lo hermoso que nos ofrece el campo: mucha vida en familia, tertulias vespertinas y nocturnas, árboles frutales, verduras, extensos cultivos, potreros, y muchas flores. Los días felices en el campo se acaban pronto; la lejanía de centros urbanos hace obligatorio que los niños deban ir al pueblo a cursar sus estudios.

    Inicia su educación primaria en el Colegio de las monjas Carmelitas de Melipilla donde concurre en calidad de interna. Ella nos narraba su vida en esos años en que extrañaba mucho a sus padres, quienes podían visitarla sólo una o dos veces al mes. Entonces la soledad, la falta del cariño materno la acompaña desde esa época. Añoraba los veranos y las vacaciones de invierno para volver a su querido campo en Naltagua.

    Los años del internado en las monjas pasan y siendo ya una chica de unos 12 años, ingresa a la Escuela Normal de Niñas N°1 de Santiago donde, sigue en calidad de alumna interna hasta completar sus estudios conducentes al título de profesora de educación primaria.

    En esos años, siendo ya una atractiva jovencita, en casa de sus primos Labbé Norris de Melipilla, conoce a un joven y apuesto estudiante universitario de construcción civil: Alberto Garrido Ruiz. Fue un amor a primera vista, intenso, romántico, amoroso.

    La mamá tuvo la suerte de tener a su lado a un hombre que la amó intensamente, sin límites, sólo preocupado de complacerla hasta en sus caprichos más locos, durante toda la vida y permaneció enamorado siempre como el primer día. Nunca he visto a otro hombre como él. Y eso, créanme, es una bendición.

    La etapa de pololeo y noviazgo se desarrolla con constantes viajes entre Santiago, lugar en el que ambos cursaban sus estudios, Naltagua, la casa materna y Melipilla la casa paterna.

    La costumbre de visitar a los abuelos, se mantuvo por años, diría que por siempre. Hasta que ellos partieron.

    Todos recordamos nuestras vacaciones en Naltagua con muchos primos y primas pasando días inolvidables regaloneando con la abuelita Ester y el abuelito Ramón y gozando de las bondades del campo: los paseos a caballo o en carreta, las caminatas al cerro, las cosechas, la lechería, las flores multicolores, la casa con su gran pasillo y terraza donde ayudábamos a pelar choclos y preparar las hojas para las humitas. Recuerdo esa gran mesa del comedor, que aún existe en la casa de Talagante, donde todos los días se llenaba de muchos niños, los abuelos y algunos tíos. La abuelita y la nana pasaban horas en la cocina preparando la comida para tanta gente. Eran días llenos de alegría, placenteros inolvidables.

    Del mismo modo, pasábamos otra parte de las vacaciones en Melipilla, con el abuelito Luis y la abuelita Carmen. En esa casa con un gran sitio lleno de árboles y frutos. En lo personal recuerdo esos días con cariño y nostalgia. Era un lugar realmente placentero donde todo giraba en torno a los niños.

    Pero volvamos al noviazgo. Contraen matrimonio en febrero de 1950, con una fiesta como acostumbraba a efectuar la abuelita Ester, en Naltagua, con toda la familia y los amigos más cercanos. Nada más con eso, ya se juntaban muchísimas personas.

    Alberto y Rosita se establecen en Melipilla. Mi madre trabajaba en la Escuela Superior de Niñas, y mi padre en el Ministerio de Obras Públicas. Permanecen en esa ciudad alrededor de 2 años. Ahí nací yo. A la antigua. En la casa misma de la calle Manzo, donde vivían los papás.

    La situación económica no era muy buena. Entonces al papá le ofrecen un trabajo en Chillán Viejo, consistente en dirigir la construcción de canales para esa zona. Nos trasladamos a ese pueblo, viviendo en un sector rural, mientras se desarrollaban las labores de construcción de los canales.

    En ese lugar, la joven profesora asume como directora de una escuelita rural; en su labor educacional la acompaña un solo profesor. Debe haber sido una escuela con cursos combinados. Entre 2 profesores debían atender a todos los niños de diferentes cursos en un par de salas de la modesta escuela. Mi madre iba a la escuela llevándome en el coche de guagua. No había Nana. Tal vez ahí mismo nació mi vocación docente…. Compartí el trabajo con mi madre desde esa edad. La permanencia en Chillán Viejo fue de aproximadamente 2 años. Terminados los trabajos de construcción que mi padre tenía a cargo, la familia se traslada a Santiago, ciudad en la cual se establecen definitivamente. Al principio, vivimos en dos casas en Macul, ambas cerca de punta de rieles. Recuerdo esa casa con un enorme patio, casi una pequeña huerta donde incluso había una pequeña piscina y un gallinero.

    Vivíamos en Macul cuando nacen mis dos hermanos: Luis Alberto primero y dos años más tarde Nancy del Pilar.

    En esos años, la mamá trabajaba en una escuela ubicada cerca de la Estación Central, en la calle Bernal del Mercado. Recuerdo que era una escuela de construcción añosa con grandes corredores. Ella llevaba a mis dos hermanos a clases en esa escuela. Imagino lo sacrificado que debe haber sido esa etapa. Trasladarse de un extremo de Santiago al otro, con 2 pequeños hijos, obviamente en locomoción colectiva. Yo estudiaba en un pequeño colegio cercano a la casa ubicado a unas 4 cuadras aproximadamente.

    Más tarde, nos cambiamos a La Reina, en Av. Larraín cerca del aeródromo Tobalaba. Ahí permanecimos unos 6 años aproximadamente. Hasta que nos cambiamos a la casa propia ubicada en Av. Ossa, donde permanecimos definitivamente hasta que todos los hijos nos independizamos.

    Esa casa, diseñada y construida por mi padre, es el lugar donde pasamos la mayor cantidad de años de la infancia y juventud. Es el lugar donde llegaban las tías y primas que debían estudiar en Santiago viviendo con nosotros por períodos prolongados en tanto cursaban sus estudios superiores universitarios. Recuerdo a las tías Pilar y Lilí cuando estaban con nosotros y su época de lolas hermosas y siempre a la moda…

    También es el lugar donde llegaron los abuelos cuando ya estaban viejitos y enfermos y requerían intervenciones quirúrgicas o tratamientos prolongados. En esa casa pasaron sus últimos días el abuelito Ramón Labbé y el abuelito Luis Garrido.

    La mamá combinaba perfectamente sus labores profesionales con las de dueña de casa y madre. Recuerdo las vacaciones de invierno que nos reuníamos junto a la chimenea, mientras ella nos leía cuentos de diversos autores chilenos y artículos del Readers Digest, los que siempre tenían una enseñanza. Al menos a mi me marcaron profundamente.

    Más tarde es nombrada Directora de la Escuela N° 38 de Ñuñoa, donde efectúa una gran labor profesional. En efecto, al hacerse cargo esa escuela era de gran pobreza, similar a una escuela rural. Tenía unas 4 ó 5 salas de clases en muy malas condiciones: piso de tierra fonolas en el techo e incluso cartones para tapar algunas grietas de las murallas de madera.

    En una labor conjunta entre mi padre – con sus contactos en el Ministerio de Obras Públicas y ella, con el Ministerio de Educación, lograron que esta escuela fuese considerada por la Alianza para el Progreso, iniciativa del gobierno norteamericano del Presidente Kennedy.

    Luego de meses de trámites, presentaciones y reuniones, la Alianza para el Progreso financia la construcción de un edificio para la escuelita, que pasó a ser la mejor de la comuna, no sólo en cuanto a infraestructura sino que también por la calidad de su enseñanza.

    Fue un gran acontecimiento para la comunidad educativa, compuesta por personas que vivían cerca de la escuela y por los hijos de suboficiales de carabineros cuya escuela de formación quedaba a pocas cuadras. De ahí que siempre ellos colaboraron con la escuela que la mamá dirigía. Estuvieron presentes autoridades nacionales y extranjeras… el embajador de USA, parlamentarios, regidores…y, por supuesto, la anfitriona era la mamá.

    Por estos méritos y otros, ella es reconocida por las autoridades de la época como la mejor directora del sector, recibiendo una distinción en la casa de la cultura de Ñuñoa. A esa ceremonia asistimos todos, también los abuelos.

    Sin embargo, su vocación de maestra y espíritu de servicio no llegaría hasta esta obra. Y decide cambiar de actividad, siempre ligada a la educación, esta vez al alero de una prestigiosa editorial Española, que habría sus puertas en Chile: Editorial Santillana del Pacífico.

    Desde el punto de vista profesional, es en esta empresa donde la mamá se desarrolla profesionalmente, trabajando tanto en el departamento ediciones pedagógicas- en el que tuvimos la oportunidad de escribir juntas dos ó tres textos escolares- como también en el departamento de promoción y ventas, llegando a ocupar el cargo de gerente de ventas de la línea escolar de esa editorial.

    Es la mejor etapa tanto en la vida familiar como laboral. Las condiciones económicas mejoran, que permiten adquirir un sitio en Mirasol y construir la casa, donde pasamos muchos veranos inolvidables. La mayoría de los que ahora nos acompañan estuvieron ahí. Era un lugar precioso, a la orilla de una quebrada con vista al mar. Se suponía que sería el hogar de los papás una vez jubilados… pero sólo quedó en los sueños, no llegó a concretarse.

    En Santillana se desempeña hasta el momento de su jubilación temprana, gracias a la ley antigua que permitía acogerse a jubilación con 30 años de servicio y que favorecía a las mujeres descontando un año por cada hijo. Mi madre jubila entonces a los 27 años de servicio con una excelente pensión.

    Ahí comienza una nueva etapa laboral. Ella es ambiciosa y quiere fundar su propia editorial y distribuidora de material didáctico. Nace Ediciones Petrohué, empresa que asume con mi padre, quien también se acoge a jubilación, para dedicarse de lleno a trabajar juntos en esto.

    La historia de Petrohué está llena de sueños, éxitos, fantasías, fracasos, volver a empezar y volver a caer. Eso, durante muchos años… 20 o más no sé exactamente; ahí vino el fracaso económico y la pérdida de los bienes adquiridos durante toda una vida de trabajo. Es un capítulo que no me agrada, en lo personal representa experiencias tristes, por eso lo paso rápido y no me detendré en detalles,

    En el año 2004, queda viuda. El papá fallece luego de dar una dura batalla a una penosa enfermedad. Ella decide desarmar su departamento y nosotros, sus hijos decidimos terminar con Petrohué; la mamá no estaba en condiciones de seguir trabajando.

    Se va por un tiempo a vivir con Nancy; pero no se siente bien y decide ingresar a una residencia para adultos mayores: Seniors Suites. Tal vez fue la última decisión tomada racionalmente. Después de eso, ya saben, fue diagnosticada y su memoria comenzó a afectarse.

    Pero hoy estamos aquí para alegrarnos, no para hablar de cosas tristes. Queremos celebrar los ochenta años de la mamá junto a la familia, a gran parte de la familia.

    Mamá, estamos aquí contigo para decirte feliz cumpleaños, tus hermanos, cuñadas y cuñados, tus sobrinos más queridos, tus tres hijos, gran parte de tus nietos y tus bisnietos.

    ¡Muchas felicidades y buena vida por muchos, muchos años más!

Comentarios

  1. Estimada Rosita,
    He leído la historia hermosa que cuentas de tus Padres y de la larga actividad de tu mamá... lindo, parece una novela, bien escrita, apasionada, testimonial... ¡Además la Editorial Petrohué en medio!
    Un abrazo para ambas.

    winston

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  2. Winston, amigo querido:

    Me sorprendes gratamente; primero por leer este escrito y luego, con tu gratificante comentario.

    Un abrazo y muchas gracias,

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  3. Querida Rosita:
    Talvez no te recuerdes de mi...pero he leido con bastante emocion la historia de rosita tu mama a quien yo tuve el honor de conocer y ser su amigo y colaborador. Yo era tesorero en Santillana cuando ella entró a trabajar y doy fe que era la mas distinguida dama que yo habia conocido hasta entonces. Luego entraste tu como promotora de los textos junto con Jose manuel rojas.Tambien le ayudé a vender cuando inicio su empresa Ediciones petrohué y supe de las deslealtades que hicieron que su empresa que de veras estaba muy bien dirigida comenzara con problemas graves.
    Bueno para mi fue grato saber de ella antes de que la conocí, y desde luego que me conmivió su bonita historia..
    Yo vivo en concepcion y tambien me independicé desde el año 94 y me he mantenido bien. Tengo cuenta en face book..por si deseas contactarme y hacer bellos recuerdos.
    Un abrazo..Moises

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  4. Moises:
    Muchas gracias! Por supuesto que te recuer4do. Te buscare en FB. (Algo le pasaq a mi pc no puedo usar acentos)
    Muchos saludos,

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